Mujeres en Sudáfrica: el agua como derecho fundamental en tiempos del COVID 19

Mujeres de la comunidad Fuleni protestan en Somkhele, KwaZulu-Natal, Sudáfrica. Foto: WoMin.

¿Dónde se escuchan las voces de las mujeres negras rurales y de clase trabajadora en la narrativa sobre la COVID‑19 en Sudáfrica? Esto me lo pregunto todos los días mientras leo los periódicos, escucho y veo los aparentemente interminables informes de noticias en la radio y en la televisión. En los últimos días, he estado hablando por teléfono, intercambiando mensajes por WhatsApp y SMS con mujeres de toda Sudáfrica y me sorprende cómo las historias de lo que ellas enfrentan durante esta pandemia son las mismas, una y otra vez.

El agua es el tema más polémico. Cada anuncio de servicio público sobre la COVID‑19 subraya la importancia crítica del lavado de manos y la higiene en general, pero ¿Cómo es esto posible en un contexto en el que, para millones, no hay agua en los grifos, los ríos han sido secados o contaminados por las sequías o las plantas de carbón cercanas?

«No tenemos agua corriente. Estamos realmente batallando en nuestras comunidades, tenemos que caminar dos kilómetros para recoger agua potable y no es seguro… Las mujeres corren el gran riesgo de ser acosadas. No tenemos más remedio que caminar así de lejos, nos preocupa que nos enfermemos. Quisiéramos que nuestro gobierno nos escuche». — Mama Medical Nziba

«[El] gobierno permite que las empresas mineras operen y accedan al agua con fines de lucro. Yo me pregunto si el agua es de verdad un derecho humano, ¿por qué no lo tenemos? Si el corona está matando gente, tengo miedo de que la gente de mi comunidad se infecte fácilmente porque quedarse en casa es una restricción que no se puede obedecer, siendo realistas». — Yvonne Sampear del Foro de Mujeres de Greater Phola/Ogies

«Estoy enferma y vieja; vivir en una choza sin agua es difícil para mí. Solo puedo llenar un balde de agua al día. Lo que empeora las cosas, es que los municipios deciden quién debe tener agua y somos excluidas por ser pobres. Estoy pagando el precio de ser pobre y de no haber recibido educación, siento el impacto en mi corazón y en mi viejo cuerpo enfermo». — Gogo Emma de la ciudad minera de Phola

«Hay una lucha silenciosa entre ricos y pobres por este bien esencial. Hay también una lucha entre un derecho constitucional y nosotras. Nuestra desesperación por tener acceso al agua es invisible ante los ojos de nuestros líderes. Se nos ha dado por sentadas durante muchos años. En Bambanani, solíamos sacar agua de un pozo que ahora no funciona; tenemos que comprar agua para beber o alquilar coches para ir al pueblo a juntar agua con los baldes. No hay ningún indicio sobre el anuncio del ministro que dijo que suministrarán tanques de agua a las personas. Estamos desesperadas». — Nelly Nkosi

En la provincia de KwaZulu-Natal, en el sureste de Sudáfrica, se ubica Somkhele que es solo una de las ciudades en donde la crisis del agua ha golpeado con especial dureza. En una región afectada por la sequía, la mayor parte del agua en el área de Somkhele se ha desviado para abastecer la mina local de carbón de Tendele. El carbón es el principal combustible que se utiliza para la generación de energía en Sudáfrica, lo que convierte al país en el séptimo mayor productor de carbón del mundo y en uno de los 20 principales emisores de dióxido de carbono a nivel global.

La mina de carbón Tendele ha secado los grifos y el río desde donde las mujeres solían juntar agua. El Ministro de Asentamientos Humanos, Agua y Saneamiento prometió a las comunidades afectadas que el gobierno proporcionaría agua, pero hasta ahora eso no ha sucedido; incluso después de que las mujeres en Somkhele se organizaran por cuenta propia y se manifestaran en 2019 para que el asunto escale.

En la comunidad vecina de Fuleni, Zamaphi Ndimande dijo: «La sequía afectó nuestra zona y todo debido a los cambios en el clima. Nos preguntamos, si el municipio no está proporcionando agua adecuada a las comunidades, ¿de dónde sacan el agua las empresas mineras? Como mujeres de Fuleni, nosotras no queremos esperar al gobierno, queremos impulsar nuestra propia economía. No tener acceso al agua es un gran desafío, porque la mayoría de nuestras ideas necesitan agua: el agua es vida».

Derechos al agua durante una pandemia

El capítulo 2 de la Constitución de Sudáfrica establece que «toda persona tiene derecho a tener acceso a suficientes alimentos y agua»; sin embargo, no hemos visto que se promulgue este derecho constitucional para garantizar la salud, la seguridad y la dignidad de los ciudadanos comunes.

Junto con la creciente pandemia mundial de la COVID-19 en el país, la situación actual solo ha contribuido a una creciente crisis de salud que afecta negativamente a las comunidades que luchan por su sobrevivencia y por el acceso a los servicios esenciales. El mensaje global de prevención y seguridad de «lavarse las manos» sencillamente no se puede practicar ya que las comunidades no han tenido y continúan sin tener acceso al agua.

Muchas de estas comunidades locales han planteado repetidamente sus preocupaciones y han luchado durante años para obtener un suministro constante y confiable de agua limpia para las comunidades pobres, muchas de las cuales comparten grifos comunales, enfrentan frecuentes interrupciones del agua, grifos defectuosos e infraestructuras precarias.

Las mujeres de las comunidades son las que llevan a cuestas los problemas del agua. Están de pie durante largas horas esperando el suministro de agua, lo que las expone a otros peligros y al riesgo de transmisión de la COVID‑19. No solo caminar largas distancias para buscar agua pone a las mujeres en grave riesgo de sufrir violencia sexual, sino también que muchas otras no tienen los recursos económicos para costear los proveedores privados de agua que, a menudo, son la única vía para obtener agua potable. Algunas mujeres que han sido obstaculizadas por la policía para recoger agua; incluso esperan a que oscurezca para no ser vistas.

Las organizaciones de la sociedad civil ―que actúan en nombre de las mujeres de más de 200 comunidades, en su mayoría rurales y extremadamente pobres de todo el país; mujeres que están en primera línea experimentando la amenaza de la crisis de la COVID‑19― han pedido al gobierno sudafricano que aborde sus demandas:

Proporcionar camiones cisterna de agua a las comunidades que han denunciado fallas en el suministro de agua, hasta que se den soluciones permanentes.

Implementar soluciones permanentes para el suministro de agua en las comunidades afectadas, muchas de las cuales han estado abordando y presionando a los concejales, municipalidades e incluso, al ministerio a nivel nacional por años, y sin ninguna respuesta.

Dar órdenes estrictas a la policía y al ejército para que no interfieran ni amenacen a las mujeres cuando estas intentan conseguir agua.

Abordar la concesión de licencias de agua, ya que las comunidades, muchas en regiones con escasez de agua y afectadas por la sequía, informan que las minas están drenando ríos y acuíferos subterráneos desde donde acceden al agua a través de pozos.

Es fundamental que el gobierno local y nacional actúe de inmediato para garantizar la entrega rápida de agua a las comunidades locales, no solo para abordar la falta o escasez de agua a corto plazo, sino también para abordar plenamente la falta crónica de agua a la que se enfrentan las comunidades. #WeWomenAreWater #MujeresSomosAgua

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