Las mujeres de dumagat están usando productos forestales no maderables para mitigar y adaptarse al cambio climático
En pocas palabras: Los gobiernos de China y Filipinas están construyendo una represa “resistente al clima” que desplazará al pueblo indígena dumagat-remontado y afectará su forma de vida. El proyecto además emitirá grandes cantidades de gases de efecto invernadero. Lo mejor sería que las instituciones que invierten en represas reorientaran sus recursos hacia verdaderas soluciones climáticas, como la que están implementando las mujeres dumagat y sus comunidades al gestionar productos forestales no maderables de manera comunitaria.
La realidad actual: La inversión en proyectos de energía hidroeléctrica a gran escala
El pueblo indígena dumagat-remontado ha habitado por generaciones en una de las extensiones de selva tropical más grandes y con mayor biodiversidad que quedan en Filipinas. Sin embargo, la reivindicación de sus dominios ancestrales, en la cordillera Sierra Madre, está amenazada por el gobierno nacional, que planea construir una represa “resistente al clima” para suministrar agua a la Gran Manila y sus áreas urbanas aledañas. La represa Kaliwa, que será construida en la cuenca del río del mismo nombre, es parte del proyecto New Centennial Water Source (NCWS), impulsado por el presidente Rodrigo Duterte como parte de su programa “Construir, Construir, Construir” con un préstamo de US$235.9 millones del Banco de Exportaciones e Importaciones de China como parte de su Iniciativa de la Franja y la Ruta. El proyecto se basa en estudios exhaustivos realizados por el Banco Mundial y la Agencia de Cooperación Internacional de Japón.
Desde hace tiempo Filipinas ocupa un lugar destacado entre los países más afectados por el cambio climático, que ha aumentado la frecuencia y la duración de las sequías en el país, incluso en la Gran Manila. El proyecto de la represa Kaliwa es la respuesta de Duterte a esta inseguridad hídrica, pero el pueblo dumagat, del que surgió la federación más grande de mujeres indígenas en el área llamada Samahan ng mga Kababaihang Dumagat ng Sierra Madre (K-Gat), le exige al gobierno que busque alternativas que no violen sus derechos.
El proyecto desplazaría a trescientas personas dumagat-remontado y sumergiría 113 hectáreas de bosque, que es la fuente de ingresos de las comunidades y el lugar donde obtienen su agua potable, alimentos y medicinas. Las evaluaciones de impacto ambiental realizadas por el Departamento del Medioambiente de Filipinas y grupos independientes muestran que también arrasaría con doce sitios sagrados dumagat, pondría en peligro la vida silvestre y las plantas endémicas, impulsaría la migración masiva de especies y pondría en riesgo no solo a las comunidades indígenas de las montañas, sino también a las comunidades agrícolas y pesqueras de las tierras bajas, quienes tienen experiencia haciéndole frente a las inundaciones repentinas.
La construcción de la represa bloquearía el flujo natural del río y, por lo tanto, afectaría su capacidad para atrapar carbono. Si bien se dice que las grandes represas son una solución climática porque reducen la dependencia de los combustibles fósiles y alivian la escasez del agua, la realidad es que a nivel mundial producen grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero. Según un estudio que analizó más de 250 represas, la vegetación en descomposición, como los árboles y pastos sumergidos por los embalses de las represas, emiten alrededor de mil millones de toneladas de gases de efecto invernadero cada año.
La mejor inversión: El manejo comunitario de productos forestales no maderables
Las mujeres dumagat participan activamente en la plantación, cosecha, procesamiento y comercialización sostenibles de productos forestales no maderables (PFNM), como la miel, el ratán, los alimentos que se encuentran en el bosque y la resina del Dayungon, un árbol cuyo estado de conservación es vulnerable. Si el proyecto de la represa Kaliwa se materializa, destruirá estos productos de los que la comunidad tanto depende para sus ingresos, alimentos, combustible, medicinas y para mantener vivos sus conocimientos tradicionales.
Las mujeres tienden a tener mayor acceso y control sobre los PFNM que se pueden recolectar fácilmente. Sin embargo, tradicionalmente no han tenido control de los ingresos por su venta y su acceso a mercados formales o distantes se ha visto limitado debido a normas sociales que restringen su movilidad. Esto cambió durante la pandemia. Como los residentes de la Gran Manila no podían acceder a los mercados debido al confinamiento, las mujeres de K-Gat aprovecharon esta oportunidad para venderles PFNM de su territorio ancestral y de las tierras agrícolas de otros miembros de la comunidad en un momento en que era difícil obtener ingresos. A pesar de que algunos dumagat no creían en la iniciativa de K-Gat por estar conformada por mujeres, ellas lograron su cometido y ahora planean formar una cooperativa para garantizar el comercio sostenible y justo de sus productos. Sin embargo, la represa Kaliwa haría imposible que las mujeres dumagat alcanzaran su objetivo.
La venta de PFNM proporciona una fuente diversificada de ingresos para la comunidad, lo que ha aumentado su capacidad de adaptarse y responder al cambio climático, pues sus ingresos no dependen de una sola especie o cultivo. Además, incrementar la variedad de alimentos contribuye a la soberanía alimentaria de las comunidades. Los PFNM también pueden aportar indirectamente a la captura de carbono a través de la conservación de los bosques: la producción de miel, alimentos que provienen del bosque y ratán requiere bosques intactos, así que estos son un incentivo para proteger los bosques.
Dada su importancia en la conservación de los bosques, los PFNM contribuyen a mejorar la calidad y disponibilidad de agua en la zona. Los bosques saludables actúan como filtros que protegen el agua de la contaminación y ayudan a controlar su ciclo al regular las lluvias y la evaporación. El pueblo dumagat, cuya cultura está estrechamente ligada a sus ríos, dependen de esta agua para su alimentación y sus ingresos. Las comunidades emplean la pesca subacuática tradicional, evitan el uso de productos químicos artificiales, como pesticidas, y conservan los árboles a lo largo de las orillas de los ríos para que las próximas generaciones tenga acceso a ellos. Encontrar una solución a la escasez de agua en Filipinas, incluida la Gran Manila, es de suma importancia, pero no puede hacerse a expensas de las tradiciones, los conocimientos, los medios de subsistencia y las prácticas para la supervivencia de las comunidades indígenas y locales.
¿Quién lidera esta solución climática con justicia de género?
En 2019, las mujeres líderes de tres dominios ancestrales de los dumagat en el sur de la Sierra Madre organizaron la federación más grande de mujeres indígenas en el área con la asistencia del Programa de Intercambio de Productos Forestales No Maderables (NTFP-EP) de Filipinas, una organización socia de GAGGA. K-Gat se dedica al trabajo de defensa de los derechos de las mujeres y los pueblos indígenas, la protección de sus tierras ancestrales y su entorno y el desarrollo de medios de subsistencia para las mujeres indígenas. La federación trabaja con una red de organizaciones indígenas y de la sociedad civil que se oponen a la construcción de la represa Kaliwa. Puedes aprender más sobre su labor en los siguientes enlaces: